Prevenir no está nada mal: seguros de enfermedades graves
Este post no se trata de crear alarmismo sino de aportar soluciones. Las enfermedades graves existen, claro que sí; pero… ¿cómo combatirlas?
Antes de empezar a hablar de enfermedades, un poco de humor.
Un hombre visita al médico. Le dice que tiene fuertes dolores en varias partes del cuerpo, que va señalándose con el dedo:
– Me duele aquí. Y también aquí… ¡Ay!… Y además aquí… ¿Será grave, ¿doctor?
El médico, con los ojos como platos, le dice: Por Dios ¡Usted lo único que tiene es el dedo roto!
Ojalá todas nuestras visitas al médico o a urgencias fueran a causa de una leve fractura en el dedo índice; ojalá fueran para tomárselas a broma como este chiste; pero la realidad es que no es así, que las enfermedades graves son muy frecuentes en la actualidad y afectan a millones de personas en nuestro país: insuficiencia renal, infarto de miocardio, esclerosis, alzheimer, parkinson… y por supuesto, el temible y cada vez más extendido cáncer.
Pero en este post no se trata de crear alarmismo y sí de aportar soluciones. Las enfermedades graves existen, claro que sí; pero… ¿cómo combatirlas? En primer lugar, llevando una vida sana que reduzca los riesgos de que aparezcan o se desarrollen; en segundo lugar, poniendo los medios que tengamos a nuestro alcance para hacerles frente si hace acto de presencia una de esas enfermedades.
Y por supuesto es una buena medida de prevención pensar en la contratación de un seguro para enfermedades graves, sector que gana más importancia con el paso de los años y que se ha ganado un post aparte. Hoy hablaremos sobre este tipo de pólizas.
¿Cómo se contratan?
Para empezar, destacamos que un seguro de enfermedades graves puede contratarse de múltiples modos. Puede ser una cobertura adicional incluida dentro del seguro de salud, un tipo de seguro de salud o una póliza independiente que sirva para complementar el seguro médico básico.

También puede estar presente -de otra manera- en otros ramos del sector, como el de Vida: varios de ellos contemplan el anticipo de la suma asegurada si se detecta una enfermedad grave en el tomador del seguro, lo cual resulta muy útil, o incluso fundamental para asumir las consecuencias de una situación como esta. Opciones no faltan, como vemos, si queremos estar protegidos por un seguro de enfermedades graves.
¡Un momento! Hemos empezado la casa por el tejado. Vamos a analizar otra cuestión fundamental, cuáles son las principales coberturas que ofrece.
Para empezar, la más importante: hacerse cargo de los gastos médicos. La compañía de seguros asume los gastos que pueda requerir el asegurado. No sólo los de hospitalización, sino los extrahospitalarios que se precisen, incluyéndose tratamientos especiales.
Es habitual, además, que el cliente pueda contar con una segunda opinión médica, una posibilidad recomendada especialmente en el caso de las enfermedades de gravedad y que suele descartarse en las leves. Así el paciente tendrá la posibilidad de estar doblemente informado y asesorado con respecto a su dolencia, obteniendo la confirmación o modificación del tratamiento más adecuado.
También suele estar incluida la asistencia en viaje, siempre con un periodo de tiempo limitado. En caso de enfermedad los gastos del cliente en conceptos como traslado sanitario y transporte están cubiertos, así como el desplazamiento de un familiar, la transmisión de mensajes urgentes o el anticipo de dinero en caso necesario.
Servicio internacional
Pero ahí no se acaban las posibles coberturas de este tipo de seguros. Otra de las bazas importantes que algunas compañías ofrecen es el servicio internacional, gracias al cual se brinda la posibilidad a los clientes de acceder a centros hospitalarios o tratamientos cuando se encuentran fuera de su país.
En cuanto al tipo de enfermedades y dolencias, cada vez se incluyen más tipos dentro de un seguro de enfermedades graves. Desde cáncer a infarto de miocardio, pasando por enfermedades cerebrales, malformaciones vasculares, intervenciones quirúrgicas, trasplantes de órganos vitales, esclerosis múltiple, parálisis…
Además, el sector asegurador trabaja cada vez más en la especificidad del producto, teniendo en cuenta tanto las enfermedades más habituales en varones -infarto de miocardio- o directamente propias de los hombres -cáncer de próstata- como las específicas de las mujeres (tumores malignos de ovarios, de útero, de mama …).
Un último factor a tener en cuenta es la edad de contratación. Informarse de cuál es la edad límite con la que se puede suscribir una póliza de este ramo -lo habitual es las compañías la establezcan entre los 60 y los 65 años- es responsabilidad del cliente, que no sólo debe preocuparse por el precio y las coberturas. Y es que las enfermedades graves no son para tomárselas a broma, aunque hayamos abierto este post con una sonrisa. Y siempre es recomendable contar con un buen asesoramiento antes de contratar el seguro consultando con un agente o corredor de seguros.
