¿Por qué existen los seguros?
El tema de por qué existen los seguros es el primero que trata El Libro Blanco del Seguro publicado por Estamos Seguros, la iniciativa de UNESPA para la transparencia del seguro. Este es tema muy interesante porque nos permite entender la naturaleza de algo que es una pieza indispensable del motor de la economía.
Necesitamos seguros porque existen riesgos
Los seguros son instrumentos financieros que permitir reducir la incertidumbre económica sobre el futuro mediante la firma un contrato o póliza con una Compañía de Seguros que se compromete a garantizar un pago futuro si ocurre la circunstancia prevista a cambio de pagar una determinada cantidad de dinero o prima.
Si no hubiera seguros estaríamos desamparados ante determinadas circunstancias que podrían arruinarnos, literalmente, la vida o, como poco, complicarnos mucho la existencia. “El seguro cubre precisamente la incertidumbre, lo que podría ocurrir”, dice El Libro Blanco del Seguro. El mismo documento explica que “la existencia de las aseguradoras se convierte en trascendente desde el momento en el que somos conscientes de que todo en esta vida, cada decisión que tomamos, cada acción que realizamos, conlleva riesgos”. Es más, tal como continua diciendo el documento, “el sector asegurador los contempla todos, incluso aquellos en los que nunca hemos reparado”.
Los seguros nos protegen a todos
Muchos seguros son obligatorios porque protegen los intereses de los afectados. Es el caso de los seguros de responsabilidad civil obligatoria que hay que contratar con los vehículos o para la realización de ciertas actividades .
En este sentido, dice El Libro Blanco del Seguro que “los seguros, actúan casi como una especie de cadena de favores ya que, aunque nosotros no hayamos contratado ningún seguro, estamos cubiertos por los que sí han contratado las personas de nuestro alrededor”. Y pone el ejemplo de la vacuna contra la varicela, que no solo protege a uno mismo del virus, sino que evita la propagación de la enfermedad. “Con los seguros ocurre lo mismo: al protegernos con un seguro, beneficiamos también al conjunto de la sociedad, ya que el resto de personas están cubiertas de los siniestros que nosotros podamos provocar”.
Aunque la existencia del seguro no nos hace inmunes a los problemas, al menos sí garantiza que alguien responderá cuando los riesgos se presenten y se conviertan en problemas reales, tanto en nuestra vida diaria como empresarial y profesional. En este sentido, la aseguradora se ocupa de calcular los riesgos, estimar la probabilidad de que algo ocurra y el coste que supondrá solucionarlo.
Mutualización
La aseguradora se ocupa de reparar o indemnizar los daños usando el dinero de las primas de todos los asegurados. Esto es la mutualización, que se sustenta sobre el hecho de que no a todos los asegurados les ocurren accidentes a diario y, por lo tanto, mientras unos no necesitan usar seguro, lo que pagan los demás se destina a reparar los imprevistos de otros. Este sistema solidario nos protege a todos. De ahí la importancia de la lucha contra el fraude.
